Mi historia no es muy diferente a la de las mayoría de las personas que lograron cruzar la meta. El mar estaba bien frió, calmado y nadamos con la corriente. La bicicleta fue exigente xq la carretera estaba bien caliente y mucha brisa durante el recorrido, correr los 21 km fueron bien calurosos pero con mucha hidratación.
Pero quiero escribir lo agradecido y afortunado que soy por estar rodeado de muchas personas que incondicionalmente estuvieron para apoyarme de manera incondicional.
En primer lugar tengo que dar gracias a Dios por permitirme lograr mi meta. En el mundo del deporte el desempeño de cada uno depende de nuestro entrenamiento. En mi mundo, por ser muy católico no es solamente el entrenamiento también depende de un sin fin de factores externos y por eso antes de nadar, correr y pedalear siempre me persigno para pedir que me acompañe durante el recorrido y para dar gracias por permitirme terminar sano y salvo.
Tengo que agradecer a mi novia Esther por apoyarme incondicionalmente en todo momento. Por insistir todos los días para que fuera a entrenar, por sacrificar su sagrado sueño, por ser mi patrocinador de mucho de mis accesorios y ropa para entrenar, por animarme para ir a la piscina, por ser escolta en cada entrenamiento, por acompañarme a todos los evento de triatlón, por darme ánimo cuando más lo necesite, por gritar a los cuatro vientos “Dale Baby tu puedes” y por recordarme que el triatlón solamente es un hobby.
Agradecer a mis padres por levantarse a las 4:00 am todos los domingo de enero y pasar 4 horas en la carretera de escolta, darme ánimo en los 90 kilometro del recorrido, por acompañar a Esther en su compromiso de apoyarme con el triatlón. Tengo que dar gracias por los espectaculares banquetes después de cada entrenamiento.
Además tengo que agradecer a mi partner Karen por el gran apoyo y por sus palabras de ánimo y por acompañarme en cada entrenamiento especialmente los días de correr en la cinta costera. Muchas veces sacrificó su kilómetros y su velocidad para acompañarme y obligarme a cumplir con mis kilómetros, por todos esas largas conversaciones en todas esas horas de entrenamiento.
También tengo que agradecer a Top Training Club (TTC) xq cada uno de ustedes aportaron para poder lograr esta gran meta. Un agradecimiento especial para Rocky que me ayudo a conseguir la seguridad para nadar en el mar, me explico la importancia de pedalear en el pelotón y corregir mi forma de correr. Quiero agradecer a Gabriel por permitirme ser parte de Top Training Club y especialmente por siempre obligarme a dar la milla extra. A todos mis amigos del club muchas gracias por darme la oportunidad de entrenar con ustedes y por compartir cada una de sus experiencias.
Quiero agradecer a toda las personas que en algún momento se burlaron de mí, a todas esas personas que dijeron “el triatlón es una moda y en 3 meses te vas a salir, a todos los que decían con esa panza jamas vas a poder hacer un ironman y especialmente a las personas que cuando me quebré el hombro, cuando se me inflamo el tibial posterior y me dio fascitis plantar me dijeron “Eso de triatlón no es para ti, mejor sigue comiendo”
Para mí fue muy importante haber terminado el Ironman 70.3 de Panamá. El camino recorrido para lograr mi objetivo pude aprender lo siguiente: Si realmente quieres hacer realidad tus sueños simplemente tienes que luchar, disfrutar y vivir el camino que te lleva a el. Al final del día es tu sueño, son tus metas, son tus logros y simplemente escucha tu voz interior ya que la única persona durante las noches antes de dormir te pregunte ¿Que hubiera sido si hubiera hecho esto? ¿Que hubiera sido si lo hubiera intentado de nuevo? es uno mismo.
Mi historia en el Ironman 70.3 fue de la siguiente manera:
Total de horas desde que inicio la carrera: 08:06:13
